De la Astracanada Basilical al Vodevil Romero.
Horrible, innecesario y carente del más mínimo atisbo de gusto y utilidad, son los únicos calificativos posibles ante tan horrible propuesta. Partiendo de la base de que la Rosa de Oro vaticana no es ningún objeto ni de culto, ni de veneración por parte de los fieles, sino una simple CONDECORACIÓN, me parece un atentado al buen gusto y me atrevería decir casi que a la cordura, que esto se coloque delante de la Imagen de la Virgen en su camarín. Parece ser que no tenían suficiente con el aire acondicionado detrás de la imagen, que ahora también “esto”. Observando el diseño más que de propuesta yo me atrevería a calificarlo casi que de “amenaza”. ¿Alguien me puede explicar exactamente que son esas dos figuras femeninas que se asoman a los lados?, ¿Son ángeles?, ¿virtudes?, La verdad sea dicha que están más cerca de las hadas que venden cada noviembre en el Mercado Medieval que de cualquier elemento medianamente digno de permanecer un solo segundo en la “Cámara Santa” que debiera ser el camarín de Nuestra Patrona. Estamos de acuerdo en el hecho de que a la Rosa de Oro habría que darle un mejor lugar dentro del Santuario, pero, ¿era necesario ponerla delante de las plantas de la Señora?, y si la respuesta es sí, ¿No sería más digno y con mejor gusto unos simples angelotes sujetando dicho elemento a modo de ofrenda?, lamentablemente parece ser que no. Me parece que estamos ante otra demostración del ya consagrado y sabido por todos “buen gusto” y “buen hacer” al que nos tienen acostumbrados los Padres Trinitarios con su superior a la cabeza, ¡Cuánto daño al arte y al fasto religioso hizo el Concilio Vaticano II!
Hoy en día se puede hablar sin temor a equivoco que artísticamente la Basílica y Real Santuario es un “rosario” de atrocidades, más propias del pasaje del terror que de un templo del orbe católico. Podemos empezar por donde quieran, desde imágenes “Cautivas” del peor de los gustos, pasando por la gran mayoría de los elementos usados para la liturgia, la atroz lámpara que impide la visión de la reja y por ende de la patrona, hasta terminar en esa aberración para el gusto que es la capilla sacramental. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando tanto desdén por uno de los principales conjuntos históricos que guarda nuestra ciudad?
Es urgente el replanteamiento histórico-artístico del Real Santuario, y no es cosa de vanidad, si queremos de verdad promocionar la romería (que a pesar de los pesares nuestro languidece) y la devoción a la Virgen de la Cabeza tenemos que deshacernos de estos elementos más propios de una parroquia de pedanía que de la devoción más antigua de Andalucía.
