INGREDIENTES:
- Pan de horno de leña.
- Aceite de oliva.
Harina.
Canela.
Azúcar.
Anís dulce
Todos los comensales ayudantes de cocineros y con derecho a opinar.
El cocinero/a principal con aguante y la obligación de no cabrearse. ¡Si no, que no se ponga!.
Se corta el pan en taquitos y se fríen en una sartén con abundante aceite, son los tropezones. Se sacan a un plato y se dejan para después.
- En otra sartén se cogen cuatro cucharadas soperas de aceite de freír el pan, habiéndolo colado previamente para dejarlo limpio de migas, y se le añaden otras cuatro cucharadas soperas colmadas de harina, hablando de gachas para cuatro. Se tuesta en ese aceite la harina hasta que se ponga rubia.
- Se le añade leche poco a poco, hasta un litro para la harina empleada, y azúcar al gusto de cada uno, moviendo sin parar para evitar que se peguen y para deshacer los grumos que se vayan formando durante el meneo. Siempre a fuego lento.
- Cuando se consiga una papilla fina y relativamente espesa, dependerá de los gustos, se le añade un buen chorreón de anís dulce de nuestro torreño Roldán. Cuando empiece a hervir, nada más hacer el primer ¡glup!, se retira del fuego, incorporándole los picatostes, también llamados "tropezones" porque, al comer, tropezará siempre con ellos la cuchara. Un espurreo por encima de canela y azúcar hará las delicias de los más "galgos". Y...¡plato listo!.
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